miércoles, 10 de noviembre de 2010

Y qué diablos le voy hacer...

El domingo en la tarde un profesor de gran inteligencia y tenacidad me hizo una pregunta que me ha mantenido pensando los últimos dos días…

¿Qué es el amor?

¿Es un proceso fisiológico o meramente mental?

¿Es eterno o esporádico?

Por mi experiencia (que no ha sido muy basta, pero si muy colorida) pienso que definitivamente ocurren cambios fisiológicos cuando te enamoras… un frio invade tu espalda al sentir la llegada inminente del amado, las manos te sudan, se perla tu frente, se seca tu boca, el corazón late a son de trote, tu mirada se torna suave y delicada, y una sonrisa secuestra tu boca.

Por otra parte el amor también constituye un proceso mental… tendemos a idealizar al amado, le asignamos características que solo tú eres capaz de ver, manipulas, excusas y hasta disfrazas sus faltas, te imaginas un futuro a su lado y sacas a pasear tu sueños de boda, desde el color, la copa y hasta el mantel.

Sobre su eternidad, tengo algunos matices…

“Las relaciones duran hasta que una de las partes no quiera su continuidad”. Se puede amar con locura, devoción, respeto e idolatría y aun así en muchas ocasiones termina. Se puede amar con demasía, y en la convivencia de pareja no entenderse, no tolerarse, no aceptarse. Se puede amar por 25 años y un día cada uno tomo su maleta, guardo sus recuerdos, besaron sus labios y continuaron bailando el tango, pero esta vez en soledad.

A veces si…. A veces no…. Supongo que es cuestión de suerte!

Así que con mucho respeto querido lector, pero no puedo expresarlo de otra manera, simplemente porque así lo sentí y aprendí “que no debo pasar juicios por las cosas que siento”…

No tengo ni puta idea de lo que es el amor… y no busco entenderlo… solo quiero que algún día toque mi rinconcito de cristal, me regale unos zapatitos rojos y me invite a bailar…

Y filosofando sobre la vida, sus amores y sus excesos….

Es así como nació esto…

Y qué diablos le voy hacer...


Es volátil, impredecible y fútil,
A veces torpe, decadente y hostil,
Es terco, masoquista, y se tiñe de gris.

Es impaciente, e indeciso,
Necio e histérico,
Sufre de bipolaridad crónica
Y se asfixia cuando le roban un beso.

A veces sufre de asma,
Por no dejar que los sentimientos salgan,
Y otras de bronquitis, por querer bailar desnudo.

Tiene mil cicatrices que no han sanado,
Y otras mil que aun no lo encuentran
pero lo andan buscando.

Se cierra por meses, obstinado y resentido…
Pero ante una mirada profunda y tierna, agarra sus zapatitos de tacón
Y vuelve a salir a Sol.


Jura no volver amar, y se encierra en gavetita de cristal,
Esperando a esos brazos que quieran tomarlo entre sus manos
Y llevarlo a pasear.

Dice 100 veces, NO
Y se traga 1,000 veces los, SI
Pero es que aun no ha llegado ese alguien
“que atormente su pasión hasta dejarlo sin aire”.

A veces recuerda momentos
Que duraron lo que un pestañeo,
Pero puede olvidar relaciones de años
Y causar un profundo daño.

Le encanta ahogarse en el vino,
Para poder nadar en recuerdos,
Por que dice que sus mejores versos
Nacen cuando esta borracho y desnudo.

Hace tiempo que camina en soledad,
Porque dice que la próxima vez que se arriesgue,
Será con ese que sepa que es por siempre…

Ay! Este corazón mío… y qué diablos le voy hacer,
Si al fin y al cabo solo es humano…